miércoles, 22 de junio de 2011

El llanto del Atardecer. Capítulo 14: El plan final


Capítulo 14: EL PLAN FINAL

Carl, aún con la sangre caliente, permanecía colgado del techo ahorcado. La situación se hizo tensa y aterradora. Solo una cuerda gruesa y una lámpara acabaron con su vida. Realmente, estaba enamorado de Bianca. Ésta comenzó a chillar. Sus gritos hicieron que Stephanie acudiera a la habitación, contemplando la horrorosa escena.
- ¿Qué habrá pasado?- preguntó Alan a su mujer con los ojos entreabiertos.
- Alguien ha dejado este mundo…y ese ha sido Carl.
- ¿Cómo lo sabes?
- Ha estado todo el día encerrado en cuarto por el rechazo de Bianca, y, por amor, se ha suicidado.
- Que final tan…
- El destino nos aguarda tantas sorpresas. Un día te paras frente al espejo y te preguntas… ¿todo esto me ha pasado a mí? Es increíble…
El luto se acercaba más y más al escondite de Giovanni, a invadir los corazones de los chicos.
- Max, se acabó. Mi última esperanza ha dado fruto…
- ¿Qué ocurre Bianca?- preguntó el chico aún contemplando el cadáver de Carl colgando de la lámpara.
- Ya tengo el plan final. El plan que acabará con todos nuestros problemas. Si fallamos, todo se habrá esfumado: Europa, la felicidad…todo.
- ¿Cuál es el plan?- susurró Stephanie lentamente.
- Nos libraremos mañana por la mañana de Rose y Alan en las vías del tren, pero antes pediremos un rescate por ellos. Cogemos el dinero y los borramos del mapa junto a sus amiguitos que tendrán que venir solos con la pasta. Así, habremos concluido la venganza y nos marcharemos a Europa. Sin policías ni nada por el estilo.
- Me parece buena idea.- afirmó a Max descolgando a Carl.
- Descansa en paz, Carl.- se lamentó Bianca.
Rose y Alan, que habían oído desde lejos el plan de Bianca estaban aterrorizados. Los pasos de Max se sentían cerca. Iban a enterrar a Carl en el jardín. Lo vieron venir con el cadáver del fallecido entre los brazos, con el cuello roto. Rose no pudo evitar soltar unas lágrimas cuando vio a su enemigo muerto.
- Al fin y al cabo, era un ser humano.- sentenció Alan.

*

Richard se había acercado a la casa de Verónica a comprobar que estaba mejor pero ese no fue el resultado que esperaba. Verónica seguía destrozada por la muerte de su hermana y eso nadie lo podía cambiar. El chico le acarició el pelo y ésta se recostó en sus piernas.
- Me gustaría que todo fuera tan distinto…
- Siento mucho lo que te ha pasado, Verónica. Pero no podemos cambiar el pasado. Ahora debemos centrarnos en proteger a los demás para que Bianca no acabe con ellos como hizo con Ray, Lily y tu hermana.
- Tienes razón. Esos desgraciados tienen que pagar…
- ¿Sabes? Ahora es cuando debemos ser más fuertes…
- Richard…si no fuera por ti estaría perdida…
La chica levantó la cabeza y se puso a la altura de los labios de su amigo.
- Verónica…no tienes que darme las…
Sin que le diera tiempo a terminar, Richard fue la dulce víctima de un hermoso beso de Verónica. Después, se abrazaron tan fuertemente que rompieron a llorar de la emoción. Sonó el teléfono.
- ¿Sí?- respondió Richard con mal genio al ver interrumpido su momento con la chica.
- ALAN Y ROSE EN PELIGRO. SI QUEREIS VOLVER A VERLOS TRAED OCHO MIL DÓLARES MAÑANA AL MEDIODÍA A LA VÍA DEL TREN DE LAS AFUERAS DE LA CIUDAD. EL TIEMPO FLUYE.- bramó la voz al otro lado del teléfono, colgando de inmediato.
- ¿Quién era?- Verónica tenía curiosidad.
- Seguramente algún desgraciado de la Black Faith. Quieren cinco mil dólares mañana al mediodía por el rescate de Alan y Rose.
- ¿Qué? ¿Están locos?- gritó Verónica con un puñal de angustia clavado en el pecho.
- No tengo ese dinero…no sé lo que vamos a hacer. Se supone que tenemos que ir a las vías con el dinero mañana.
- Vamos a la policía.
- ¡No!- exclamó Richard.- Ya los conoces. No quieren policía.
- ¿Entonces qué hacemos?- preguntó Verónica asustada.
- Llevaremos un maletín falso.
- No se lo creerán.
- Les conviene hacerlo.
- Richard, deja que la policía se encargue de esto.- se preocupó Verónica dejando escapar unas lágrimas por su cara.
- ¡Hazme caso, Verónica!- continuó Richard.- Llevaré una navaja en el bolsillo por si hay que inmovilizarlos.
Verónica se quedó callada y besó al chico.
- Confío en ti…

En el nuevo escondite de Bianca, no amaneció muy bien: Stephanie había desaparecido. Alan y Rose vieron a su hermana buscarla por todos lados al igual que Max, pero no aparecía. ¿Dónde se había metido? A la hora de llevar a cabo el último plan, desaparece. De pronto, llegó un mensaje al móvil de Bianca.
‘Bianca, aquí está todo preparado. Os espero con los desgraciados de Alan y Rose. Ayer por la noche me fui del escondite para llamar a Richard y Verónica. Cogí sus números de teléfono del móvil de Alan. Estuve toda la noche preparando su lecho de muerte. No tardéis.’
- Genial.- sonrió Bianca.- Max, Stephanie ha llamado a los amiguitos de Alan y Rose y ha estado toda la noche preparando su escenario eterno. Vamos, tenemos que irnos.
Los delincuentes cogieron a la fuerza a los chicos y se marcharon del escondite. Poco tardaron en llegar a las vías del tren. El tren estaba a punto de pasar. Tenían que actuar rápido. Cinco minutos después, Alan y Rose estaban atados en los raíles del tren, esperando a que su verdugo de hierro los arrollara. Verónica y Richard se tenían que dar prisa. La vida de sus amigos estaba en juego. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario