viernes, 27 de mayo de 2011

El llanto del Atardecer. Capítulo 6: Descifrando el pasado


Capítulo 6: DESCIFRANDO EL PASADO

Las hojas de los árboles se movían con la fresca brisa que corría. Las nubes se amontonaron en el cielo. Había grises y blancas. En un suspiro de Stephanie, empezó a llover.

<<Será una lluvia tonta de verano. >> pensó la chica, mirando al cielo confusa.
Sacó el móvil y marcó el número de teléfono de Ray.
- ¿Dónde estás? Necesito un compañero de sentimientos.- mintió Stephanie.- ¿Quedamos a las ocho en la estación, y vamos a mi casa?
- Me parece buena idea. Tranquila, voy para allá enseguida.
- No tardes, Ray. Estoy fatal.
Stephanie colgó el teléfono y soltó una carcajada.
<<Estas perdido>>.
La estación quedaba a escasos metros de donde estaba Stephanie. No le llevó mucho tiempo llegar a ella. Las vías cantaban su largo silencio a través del hierro. Ningún tren pasaba por allí desde hace dos días. Tampoco había mucha gente, por lo cual, a Ray no le costó mucho encontrar a Stephanie. Se acercó a ella con suavidad y la miró directamente a los ojos.
- Ya estoy aquí, tranquila.- le sonrió Ray.
Stephanie fingió llorar y se abrazó a su presa. Empezó a sollozar como si se tratase de un problema grande y segundos después, se secó las lágrimas con la camiseta de Ray.
- Vamos a mi casa, Ray, allí te contaré. Estaremos más tranquilos.
La Black Faith estaba ocupada por todos sus miembros. Stephanie mandó un mensaje a Bianca, avisándola de que iba con Ray para allá. Bianca dio la voz de alarma a todos sus compañeros y abandonaron el edificio, que quedó a la espera de la pareja. Cuando los chicos llegaron a la puerta, Ray miró la Black Faith con curiosidad.
- Una casa enorme, eh. Bonita, muy bonita.
- Sí, somos una familia adinerada. Para mi suerte, no me interesa mucho el dinero. Solo ser feliz. Siempre he sido una chica sencilla…Entra.
La Black Faith estaba en perfecta condiciones a pesar de ser el principal centro oculto de droga ilegal de Washington D.C. A Ray le pareció una mansión puesto nunca había oído hablar de ella. Stephanie lo condujo rápidamente hacia su habitación y los dos se sentaron en la cama.
- Verás, Ray. Mi novio es de California. Él siempre me ha querido mucho y me ha respetado. Desde que nos conocimos, hemos sido almas gemelas y lo nuestro fue un flechazo…
- Eso son buenas noticias, ¿no?
- Eso creía yo también.
Stephanie desvió la mirada hacia la ventana.
- Hace unos días, lo notaba raro. Le preguntaba cada instante si le pasaba algo. Él me respondía mal y me decía que siempre me metía en sus cosas. Ayer, me confesó que ya…
- ¿El que te confesó, Brenda?
- Me dijo…que la pasión se había acabado. Que su corazón ya no sentía lo mismo, que lo bonito llegaba a su fin.
- ¿En serio? ¿Y qué le dijiste?
- Le demostré mi amor suplicándole que no me dejara. Que iba a hacer todo lo posible para que esa pasión volviera…
- ¿Conseguiste convencerlo?
- Me abandonó esa noche…y aquí estoy.
Ray contempló la mirada de Stephanie, bella como una joya. La chica puso sus manos en las mejillas del chaval.
- Ayúdame a olvidar, Ray.
- ¡Pero…!- interrumpió el chico.
- Cállate. Solo relájate.- dijo Stephanie tapándole la boca a su objetivo. Segundos después, con una mirada tentadora, la chica lo besó. El aliento a placer flotaba en el aire. La cama hizo de testigo esa noche.

*

Al día siguiente, Rose se despertaba antes de lo habitual. Se quitó las sábanas de encima y apretó la cabeza contra la almohada. Alan seguía durmiendo como un tronco. La chica se levantó, observó las maletas de su luna de miel y se fue directa a la cocina a desayunar. Alan, que abría los ojos suavemente, contempló a Rose alejarse de la habitación.
- No te preocupes, Rose.- sonrió Alan acercándose a su chica.- Todo saldrá bien, confía en mí.
- Tenemos que hablar. Lo he terminado de recordar todo y quiero hablarlo contigo. Por favor, espero que me comprendas.
- Claro que sí, Rose. Mi corazón está preparado.
La chica le sirvió a su marido el desayuno.
- Hace tres años, me enamoré de ti perdidamente. Cuando te veía en el hospital, sentía una sensación de placer y comodidad que nunca había sentido. Más tarde, esa sensación se convertía en amor. Tres años después, nos hemos casado y tenemos nuestra propia vida, juntos. Hasta ahora, mi pasado nunca ha sido revelado. He tenido un motivo: mi accidente. Aparecí en una calle de al lado de ‘Honey Village’, herida. Sé como llegué ahí.
- Estoy nervioso…- confesó Alan, temblando.
- Es un momento duro, lo sé. Pero siempre hay que estar preparado para saber la verdad porque, te puede sorprender y mucho. Estoy dispuesta a contarte mi historia ahora que la he recordado y te pido comprensión y respeto. Eres parte de mi vida y estoy seguro de que harás lo que te pido.
El chico tragó saliva.
- Adelante.
- Mis padres murieron en un accidente de tráfico. No sé ni porque tuvieron el accidente. Quizás un simple despiste. Tal vez una borrachera de éstas. Cuando la locura entra en el cuerpo, no quieres pararla porque realmente, te estás divirtiendo con ella. Eso es lo que quizás le pasó a mis padres. Sus nombres eran Victoria y Bill y siempre me quisieron mucho. Lo que realmente no sabía, es que tenía una hermana perdida por ahí y mi mente estaba concienciada de que yo era ‘hija única’. Oí discutir varias noches a mis padres. Seguramente, fue por eso: la adopción de Bianca. Victoria y Bill Doyle nunca han tenido el corazón de piedra y han sido unos padres maravillosos en todo momento. El motivo de la adopción de mi hermana no lo sé…quizás lo sepa algún día…
- ¿Nunca te contaron nada de la adopción?
- No, tampoco pregunté yo. No sabía que tenía una hermana y el mundo de color rosa de una niña me envolvía por completo.
- ¿Y tuvo que ver algo Bianca con tu accidente en la calle de al lado de ‘Honey Village’?
- Sí. Conocí a mi hermana por casualidad. Por aquellos tiempos, era una chica adorable. La maldad y la furia de saber que sus padres no la querían, la hicieron convertirse en una persona cruel y sin sentimientos. Ella se había criado en Arizona con otra familia y nos conocimos en el aeropuerto, porque ella se iba a venir aquí a estudiar. Estuvimos bastante tiempo recuperando el tiempo perdido pero el infierno llegó cuando conocí a Steve.
- ¿Steve? ¿Murió hace tres años en la playa de Washington, no?
- Sí, el mismo. Él y Bianca estaban enamorados y eran muy felices. Ella misma me confesó que no les dijera nada a nuestros padres para que su felicidad continuara. Cuando éstos murieron, me fui a vivir con ella. Todo iba muy bien y las relaciones eran geniales. Todo empezó a ir mal cuando Steve se adentró en el mundo del alcohol y las drogas. Lo más horroroso es que su adicción la expandió por el alma de Bianca y después…el mío.
- ¿Estuviste en la mala vida junto a tu propia hermana y su novio?
- Sí…fue una época horrible. El dinero se fue volando y hasta tuvimos que pedir limosna. Yo tuve un poco de suerte y abandone el mundo de las drogas. Encontré trabajo y me compré un piso. Mi dicha hizo que mi hermana y Steve tuvieran celos de mí y que cada vez me empezaran a tratar mal. 

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