martes, 21 de agosto de 2012

Hotel 666: La maldición de la familia Benoit (Cap.4)


CAPÍTULO 4
EL DIARIO OCULTO

Gabriel había vuelto y la familia Benoit, los chicos y el fénix de plata gozaban de mucha más protección. Lionel y los demás se sorprendieron mucho cuando Ariadna relató los hechos ocurridos en el pasillo. Decidió hechizar la mansión con escudos de protección para que si entrase un intruso, estuvieran avisados en todas partes de la casa. 
- Debe estar bien eso de tener poderes...- le dijo Marilin a Lionel mientras éste protegía el jardín.
- No es tan bueno, créeme. Es demasiada responsabilidad. Vives con demasiado miedo...
- ¿Miedo? ¿A qué debes temer si tienes fuerza para eso?
- A lo que pueda decir la gente. Recuerda que para el resto de las personas, la leyenda de Satanás es sólo un cuento. Ellos no creen en mí, en que yo tenga poderes. Y eso tiene un nombre para ellos: locos
- Tienes razón. Sólo te creerán si te ven...- dijo Marilin preocupada.
- Escúchame, Marilin. Las culturas de las distintas regiones del globo no están ahí porque sí. Los cuentos que se cuentan en todo el mundo no son simple invención. Tienen parte de verdad, pero parece ser que diversos sectores de la sociedad se han encargado de que no salga a la luz. Por eso mi familia y yo vivimos apartados del mundo, porque queremos ser nosotros mismos...
Marilin miró a Miguel, que estaba jugando con Doofy y Dimitri en el jardín. Lionel se percató que la chica lo miraba de una forma especial, con brillo en los ojos.
- Sólo sobreviven los más valientes, Marilin. Acuérdate siempre.
- Quizás valentía y fuerza de voluntad es lo que me falte...
- Nunca es tarde para empezar una nueva era. Una nueva era en la que seas tu misma, con tu corazón y tus sentimientos.
Marilin volvió a mirar a Miguel, que esta vez se tiró al suelo y cogió a Doofy en brazos. Dimitri los observaba celoso.
- ¿Él lo sabe?- preguntó Lionel con curiosidad.
- No, nadie lo sabe. Excepto tú. Tu forma de ver la vida, tu verdadera pasión por ser tu mismo sin esconderte de tus verdaderos sentimientos...
- No temas a la verdad. No renuncies a lo que verdaderamente quieres.
Lionel le sonrió. Parecía que Marilin necesitaba esa ayuda psicológica para aclarar sus sentimientos. Gabriel apareció a las espaldas de Lionel. Iba con prisa.
- Iré a la habitación del fénix. Quiero comprobar que todo esté bien. ¿Me acompañas, Lionel?
- Claro, Gabriel. Vamos.- Y dejando sus manos caer tras terminar el hechizo, Lionel le guiñó un ojo a Marilin y le susurró un ''La vida es demasiado corta, así que, aprovéchala al máximo''. Acto seguido, se marchó con Gabriel a la habitación del fénix de plata. Miguel seguía jugando con los niños ante la mirada de desesperación de su amiga Marilin, que lo observaba con el corazón abierto. Tras unos segundos más dándole vueltas al asunto, se fue decepcionada consigo misma. 

*

Durante el almuerzo, Gabriel le contó a los chicos que había recorrido mucho mundo durante meses atrás, después de derrotar a Abrahel. Ariadna y Pablo se quedaron boquiabiertos. Las palabras de Gabriel asombraban a cualquier ser vivo que pudiera oírlas. También les habló a los chicos del ejército de los cielos.
- ¿El ejército de los cielos?- preguntó Miguel extrañado.
- No pensarás que solo existe el de íncubos y súcubos. Los ángeles también tenemos nuestro honor.- dijo Gabriel sonriéndole.
- Exacto.- matizó Lionel.- El ejército de los cielos es inmenso. La verdad es que nunca he visto nada más maravilloso.
Los chicos miraron a Gabriel y Lionel con ojos llenos de confusión.
- Lionel, creo que es hora de que sepan lo que pasó.
Ariadna dejó de comer. Se hizo el silencio.
- Chicos.- prosiguió Gabriel.- El mundo que conocéis no es el único que existe. Al principio de todo, existían las tinieblas, y a partir de ahí, se crearon tres mundo. El primero fue el de todos los seres humanos, animales y plantas. El segundo fue el Infierno, un lugar terrible donde se acumularon los más funestos planes de la Creación. El mejor de todos los mundos era el tercero, que fue llamado el Reino Celestial por aquellos que lo habitaban, los ángeles. Durante mucho tiempo, en el mundo de los humanos se ha planteado la posibilidad de que existan dichos mundos, pero la gente parecía ignorar el tema. Sólo ángeles y habitantes del Infierno, íncubos y súcubos, dirigidos por Satanás, su líder, recibieron de la Creación los poderes suficientes para mantener el orden. Pero los demonios perdieron el sentido de la tolerancia y la prudencia y se saltaron las normas, provocando el caos y haciendo crecer su avaricia por conquistar los demás mundos. La primera manifestación general de aquel desastre fue hace algunos meses, cuando Abrahel y Baphomet intentaron un golpe contra este mundo, pero fuisteis vosotros los que salvasteis vuestra humanidad. Ahora, han decidido volver y pretenden...
Damian parecía quejarse.
- Pretenden destruirnos.
- A través de Cazarel, el único de los tres que quedó vivo.- continuó Damian.
- Satanás quiere el fénix para resucitar a los dos restantes, Abrahel y Baphomet.- prosiguió Gabriel haciendo una mueca de molestia.
- No lo conseguirá. Nosotros lo impediremos.- dijo Pablo armándose de valor.
- Confío en vosotros y en esta familia. Sé que podemos hacerlo.

La tarde después del almuerzo, Dimitri salió a jugar con el balón de fútbol. Miguel decidió acompañarlo, pues quería poner a prueba sus habilidades con él. Marilin, con la excusa de ser buena en el fútbol, decidió jugar con ellos. La sorpresa fue cuando Dimitri ganó tres veces seguidas a los chicos. Éstos quedaron exhaustos.
- Ag, los críos siempre serán más buenos que yo en este maldito deporte.- dijo con una sonrisa Marilin.
- A mi me pasa igual. Es horroroso.- dijo Miguel mirando de reojo a Dimitri.
- Está bien.- dijo Dimitri un poco preocupado.- Sabéis perder con valentía. Así que os enseñaré un secreto.
- ¿Un secreto?- enfatizó Marilin mirando al niño con una cara graciosa.
- Sí, mirad.- afirmó Dimitri sacándose un pequeño diario del enorme bolsillo que su pantalón poseía.- Es un librito, aunque no lo he leído...
- ¿Me dejas mirar?- preguntó Miguel intentando convencer a Dimitri.
- Claro.- dijo Dimitri sonriéndole.- Lo encontré en la biblioteca mientras buscaba libros de aventuras. Supongo que se debe de haber caído. Me pareció curioso por su forma, y me lo llevé.
Miguel leyó la tapa del libro y se quedó petrificado. Acto después, se lo enseñó a Marilin. En la cubierta ponía: ''Propiedad de Marco Di Leandro. Guía para saber utilizar el fénix de plata con humildad''.
Sin dudarlo ni un segundo, los chicos y Dimitri le llevaron el libro a Gabriel de inmediato. Lo encontraron en su habitación, mirando por la ventana. Quizás echaba de menos su hogar.
- ¡Gabriel!- gritó Marilin al entrar en la habitación.
- Hola, Marilin, Miguel, Dimitri. ¿Ocurre algo?
- Dimitri encontró esto en la biblioteca.- dijo Miguel entregándole el libro al arcángel.
Gabriel observó el título y lo analizó durante unos segundos.
- Es un diario.- dijo Gabriel casi sin hablar.- Es el diario del herrero que fabricó...
- ¡El fónix de plata!- gritó Dimitri con una sonrisa.
- Fénix.- corrigió Marilin acariciándole el pelo al niño.
- Informad a los demás.- dijo Gabriel con la mirada petrificada.- Leeré el diario y os contaré por la noche. Gracias.
Y con un cruce de miradas y sonrisas, dejaron a Gabriel solo. El resto del día hasta la noche fue muy agitado. Todos estaban impacientes a que Gabriel terminara de leer el diario de Di Leandro. A Lionel le preocupaba más que la protección del fénix hiciera efecto. Tras una larga espera, Gabriel por fin entró en el salón, donde todos estaban reunidos en silencio e impacientes.
- Marco, Gabrielle y Jonah.- pronunció Gabriel, cuidando sus palabras.
- ¿Marco, Gabrielle y Jonah?- repitió Ariadna, nerviosa.
- Los protagonistas de nuestra leyenda.- dijo Gabriel lanzando sobre la mesa el diario.

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