lunes, 31 de enero de 2011

Amor Eterno. Capítulo 7


Capítulo 7

Aquella noche, Alan decidió quedarse en el hospital con Rose. Mañana, la chica saldría y todo volvería a ser como antes.. o no. La amistad que forjaron los dos chicos era más fuerte de lo  que imaginaban y los sentimientos se mezclaban en lo más profundo de sus corazones. Por una parte, Alan sentía algo bastante bonito por la bella chica. Era algo que no se podía describir. Una sensación de placer y armonía. Por otra parte, a Rose le empezaba a gustar Alan. Se había comportado muy bien con ella y sus sentimientos hacia él cada vez eran mejores. La noche transcurría sin ningún problema. El otoño ya estaba asomando por el horizonte. Hacía fresco pero no frío. La Luna, como cada noche de verano, alumbraba el precioso cielo nocturno y las nubes, junto al cantar de los pájaros, anunciaban el final de una estación calurosa: el verano. La ventana de la habitación de Rose estaba abierta para que entrara la brisa de la noche. Alan leía un libro de aventuras que le regaló su madre el día de su cumpleaños y Rose, se paseaba por las praderas de Marte.

- ¡Ey, Rose! ¿Cómo te va tu viaje a Marte?
Rose dio un brinco hacia adelante.
- ¿Marte? Estamos en La Tierra.- dijo la chica haciéndose la tonta.
- Eso no lo dudo. Me refería a que estás con la mirada perdida, como si no estuvieses en este planeta.- dijo Alan creyéndose a fondo el numerito.
- Te estaba tomando el pelo, Alan. Sé lo que es estar en Marte. Uso mucho esas expresiones.
- Vaya, perdone usted, señora Rose.- dijo el chico riéndose.
Rose soltó una leve carcajada y miró a Alan.
- Esta será la última noche que estés conmigo en el hospital.
- Tú lo has dicho, en el hospital.
Rose se encogió de hombros.
- Ahora más que nunca te necesito…- dijo la chica con los ojos llenos de pequeñas lágrimas.
- Ey, ey, Rose. No llores, mujer. Siempre me tendrás aquí. Sé que nos conocemos de poco tiempo pero, ya eres como una hermanita para mí.
- Vaya Alan…te has portado tan bien conmigo…de verdad, no tengo palabras.
- Me conformo con tu amistad y con las noches locas que pasemos en las calles de Washington.- dijo Alan acariciendo a la chica y haciendo unos cuantos movimientos locos con las manos.
- Eres un amor.- susurró Rose, y acercó su boca a la mejilla del chaval, que se sonrojó de momento.
Alan se volvió a sentar y miró la hora. Eran las diez y media de la noche y estaba muy cansado. Miró a la chica de sus sueños y le dio las buenas noches. Rose hizo como si cerrara los ojos y sonrió.
- Tienes el interruptor de la luz ahí al lado.- dijo Alan con una gran sonrisa.- Cuando quieras dormir, solo tienes que apagarlo. Buenas noches, princesa.
El chico cerró los ojos de inmediato y se apoyó en la silla, donde se quedó durmiendo rápidamente. Rose se quedó mirándolo un buen rato y en ningún momento se le borró la sonrisa de la cara.
<<Buenas noches, príncipe>>
Y diciendo esto, la recuperada chica apagó la luz y se durmió.

*

Al día siguiente, Bianca fue por la tarde a casa de su amigo Steve. Traía noticias frescas. Cerró la puerta y se sentó en el sillón del salón. Steve cogió un vaso de zumo y mientras la miraba con una pizca de molestia, se bebió la bebida lentamente.
- ¿Qué te trae de nuevo aquí, cielo?
- ¡Traigo algo que te puede interesar!
- Soy todo oídos…
- ¡ROSE DOYLE! ¡ES ROSE DOYLE!
Steve escupió el zumo.
- ¿QUÉ? ¿ROSE DOYLE? ¿ES ROSE DOYLE?
- Sí, lo es.
- ¡MALDITA SEA! ¡TENEMOS UN GRAN PROBLEMA!
- Relájate Steve. Pensemos algo.
- MATARLA. ¡Si muere, no nos molestará más!
- Creo que mi hermano está pillado por ella…
Steve se acercó a Bianca y la miró enfadado.
- Bianca, ¡es un estorbo en nuestras vidas!
- Pero…
- ¿Qué pasa? ¿Qué ocurre? ¿Ocultas algo?
- Hay algo que no sabes, Steve.
Bianca se levantó despacio y se tocó la cadera suavemente. Después, se frotó las manos y caminó rápido.
- ¡Bianca, no me hagas más esperar!
Steve soltó el vaso de zumo en la mesa y se cruzó de brazos.
- Dime por qué no quieres borrar del mapa a Rose Doyle.
- No puedo matarla. Si lo hago, no me lo perdonaría y los remordimientos me juzgarían eternamente. Steve, como ya sabes soy hija adoptiva y hace meses me enteré de que, ROSE ES MI HERMANA DE SANGRE. 

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