lunes, 17 de enero de 2011

Amor Eterno. Capítulo 5


Capítulo 5

Eran los amigos de Alan. Veronica lucía una blusa llamativa y tenía los ojos pintados de un negro claro destacado. Richard parecía todavía dormido. Ray, en cambio, estaba mucho más espabilado que su amigo. Cerraron la puerta por donde habían entrado y se sentaron en un par de sillas que había repartidas por toda la habitación. Ray se quedó de pie. Rose saludó a los visitantes que les mostraron una amplia sonrisa en la cara. Alan tenía una mirada satisfecha y placentera y mientras que Veronica le hablaba de lo que le había ocurrido por el camino, miraba a Rose con más sentimiento que nunca. No había duda. Estaba empezando a enamorarse de aquella chica a la que recogió en la calle una noche al lado de ‘Honey Village’.

- Vaya, que chica más guapa. Encantado, soy Richard. Soy amigo de éste idiota que ves aquí.- dijo Richard a carcajadas.
Alan lo miró con una mueca de molestia pero a la vez, sonriendo.
- Gracias, igualmente. Alan me ha hablado mucho de vosotros. Sois Veronica, Ray, Brian y Lily los demás, ¿no?
- Exacto.- dijo Veronica dejando que su dulce voz impregnara todo el ambiente.- Es un placer.
- Lo mismo digo.- dijo sosamente Ray.
Tras sonreír brevemente, Rose se inclino para adelante. Le dolía la cabeza. Al principio fue un dolor pasajero pero esa molestia cada vez se hacía más fuerte. Un pequeño grito de dolor de la chica hizo que Alan llamara a un médico. La enfermera entró deprisa a la habitación con los ojos bien abiertos. Se sentó en el borde de la cama. Algo había pasado. Después de unos segundos de inspección, la enfermera bajo la mirada y una expresión triste en su faz hizo que Alan se pusiera nervioso.
- ¿Qué pasa? ¡Qué le pasa! ¡Conteste enfermera!
- Me temo que mañana no es un buen día para darle el alta como dijo el doctor Drew.
- ¿Qué le ocurre?
- Los calmantes que le dimos no han reaccionado bien. Esto puede ser el inicio de un problema importante. Su cuerpo está tomando medidas.
- ¿Qué le va a pasar?
- Llamaré al doctor.
La enfermera salió disparada de la habitación, corriendo como una bala. El doctor Drew no tardó mucho en llegar. Acarició a Rose suavemente y le susurró palabras para tranquilizarla. La chica cada vez estaba más calmada.
- Alan, parece ser que los medicamentos no responden bien al cuerpo de Rose, así que habrá que administrárselos de nuevo a ver si hay suerte esta vez. Tranquilo, no le pasará nada. Tenemos que llevarla a observación y mañana te informaremos.
- ¡No dejes que le pase nada…por favor!
- Alan, confía en mí.
Rose se desmayó. Con la mirada seria, el doctor sacó en camilla a la chica con ayuda de otros enfermeros. Verónica intentó consolar a Alan, que había empezado a sollozar.
- Todo saldrá bien, Alan. Tranquilo.
- Nunca había visto a una chica tan diferente…
- Se le ve simpática. ¡Hacéis buena pareja!
Verónica consiguió que el chico sacara una sonrisa. La esperanza es lo único que se pierde y Alan decidió ser fuerte. Necesitaba un descanso. Sobre las diez, llegaba a su casa, cansado por el ajetreo. Su madre estaba preparando la comida. El chico se sentó en la mesa dispuesto a cenar donde le acompañaba su hermana Bianca.
- Con lo de papá, no os he contado lo de Rose…
- ¿Rose?- dijo Bianca extrañada.- ¿QUIÉN ES ROSE?
- Es una chica que me encontré hace unos días al lado de ‘Honey Village’. Estaba herida y la llevé al hospital.
- ¿Cómo es su apellido? ¡Cómo es su apellido!
- ¿La conoces, Bianca?
- Eh…no.- disimuló la chica desviando la mirada.
Amanda puso los platos sobre la mesa y también vasos y cubiertos. Miró a su hijo con dulzura y esbozó una sonrisa.
- Mañana iré contigo a verla al hospital. Quiero conocerla.
- Yo también.- dijo Bianca con intriga.- Tengo curiosidad…
- Espero que esté bien. Esta tarde, se ha puesto enferma porque los medicamentos no han reaccionado bien a su cuerpo.
Alan bajó la mirada. Cogió la cuchara y empezó a comer el plato de sopa caliente que tenía delante. La preocupación le visitó una vez más. Por una parte, estaba la intriga y los nervios que sentía por Rose. Por otra parte, mantenía la esperanza y sabía que todo iba a salir bien. Ahora más que nunca debía de confiar en los médicos. Después de terminarse la sopa, se retiró a su cuarto, aún con la imagen de la chica en su cabeza.
<<¿Qué me está pasando? ¿Estaré empezando a sentir algo por ella? ¿Qué será el amor? ¿Lo conoceré pronto?>>
Un cosquilleo de energía inundaba el interior del chico. Estaba muy cansado. Se dio una ducha rápida y se acostó. En la cama, no dejaba de pensar en Rose. Era como si la tuviera al lado, como si la estuviera mirando dormir. Su carita dulce, tierna y graciosa que se perdía en la mirada del chico. Cerró los ojos con la esperanza de dormir, pero no pudo. Mañana debía de ir con su hermana y con su madre al hospital a ver como seguía Rose y los nervios le comían poco a poco por dentro, cada vez más y más. La noche parecía eterna para el chico, que parecía no ver la luz del Sol salir por el horizonte. Aunque le costó conseguirlo, rendido, se durmió.

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