lunes, 9 de enero de 2012

Hotel 666: El comienzo. Epílogo


EPÍLOGO

La espada celestial atravesó el fúnebre cuerpo de Abrahel, que se deshizo en cenizas tras un grito de derrota. Los ojos de Gabriel se iluminaron. La confianza que había puesto en Ariadna había merecido la pena. La chica retiró la espada y observó como su enemigo se convertía en polvo tras un tremendo rayo de luz. Algo resonó en su mente. 
''Bien hecho, Ariadna. Bien hecho...''
Gabriel se intentó incorporar, pero Ariadna le obligó a no hacerlo. El portal al infierno se deshizo entre las tinieblas y el ejército de los súcubos regresó al Inframundo para no volver jamás, por ahora. Mientras tanto, Ariadna ayudó a Gabriel a ponerse en pie y se echó su mano al hombro. Estaba cansada, horrendamente cansada. Su cuerpo le pedía un descanso. Sin poder ni andar, consiguió llegar a la sala de los espejos con su amigo. Allí le esperaban Pablo, Miguel y Marilin, felices de volver a verla.
- El espejo de María Tudor estalló en mil pedazos antes...- aclaró Pablo.
- Supongo que se rompió la maldición del hotel...- dijo Marilin suspirando tranquila.
Gabriel intentó hablar.
- Ariadna nos ha salvado a todos. Ella fue la que derrotó a Abrahel...
- Ari.- continuó Pablo.- Gracias.
Ariadna se acercó al hombre que le había hecho feliz días atrás y le besó apasionadamente, entre los aplausos de sus amigos y de un Gabriel un tanto herido.
- Esperad.- dijo Miguel preocupado.- Baphomet y Abrahel fueron vencidos...pero, ¿qué hay del demonio, de Satanás?
- Mientras el portal esté cerrado y nadie lo invoque...- dijo Gabriel mostrando estar un poco mejor.- ... no hay por qué preocuparse.
Sonrió. Los demás le siguieron la sonrisa, felices por el final feliz que acababan de presenciar. Ariadna vio su reflejo en uno de los miles de cristales que había dejado el espejo de María Tudor a su paso. Algo vibró en su bolsillo. El móvil. Llamaban del hospital.
- ¿Sí? ¿Felipe? Sí, sí, soy su amiga más cercana. ¿Novedades de él?
Hubo un silencio eterno. Las miradas de los demás empezaron a ser preocupantes.
- Gracias...Adiós. Sí, sí. Iremos en cuanto podamos...Adiós.
- ¿Qué pasa? ¿Cómo sigue Felipe?- preguntó Miguel curioso.
Ariadna mostró una mirada fría y nerviosa. Finalmente, suspiró y bajó la mirada, dejando caer lágrimas de rabia por su rostro. 
- Felipe ha muerto.


FIN

(Continuará...)

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