sábado, 11 de junio de 2011

El llanto del Atardecer. Capítulo 10: Espinas en el corazón


Capítulo 10: ESPINAS EN EL CORAZÓN

En casa de Alan y Rose, todo eran tensiones y problemas exteriores a ellos. La luna de miel estaba suspendida y Rose estaba a punto de irse a la Black Faith a fingir ‘unirse’ a su hermana Bianca.
- Las cosas se van a complicar, Rose…no te puedes ir…
- Alan, ¿te acuerdas de aquel día en el que nos llevaron a la iglesia?
- Sí…
- No sé como adivinaron Bianca y los suyos dónde vivimos. A lo mejor nos perseguían. Lo que sé es que llegaron aquí y nos aporrearon la puerta. Lo siguiente que nos golpearon fue la cabeza cuando les abrimos. Acto seguido, no me acuerdo de nada más… ¡Me quieren a mí, Alan! ¡Me quieren a mí, no a ti! Y no voy a permitir que te hagan más daño por mi culpa.
 - Me da igual sufrir…
- ¿Qué te da igual sufrir?
- Si es por ti, hago lo que sea…
Rose se acercó a su marido y le besó dulcemente. Su tono de voz cambió.
- Alan, entiéndelo. Sé defenderme bien y protegerme. Esto acabará con nuestros problemas y seremos felices…
- ¿Pero y si falla?
La chica se quedó callada. Acto seguido, se fue a la habitación de ambos. La maleta estaba en lo alto de la cama.
- Rose…
- Volveré Alan. Juro que volveré con la verdad. Y entonces, todo habrá acabado.
- Ten cuidado, por favor. Ten mucho cuidado. No soportaría que te pasara algo…
Rose terminó de coger sus cosas y lanzó una última mirada a Alan de amor antes de salir por la puerta. El suave portazo de la chica sentenció el futuro de Alan, que se encontraba de rodillas llorando sin parar.

*

No sólo en casa de Alan se vivían tensiones. También se observaban en el escondite de la Black Faith. Bianca miraba por la ventana las lejanas nubes que anunciaban la llegada del otoño. De pronto, Max se acercó a ella y la besó en los labios.
- Buenos días, Bianca. ¿Qué tal el día?
- Malo. Me duele la cabeza y no paro de vomitar. Aunque ya parece que estoy mejor…
- ¿Quieres que salga a la farmacia a por algo?
- No hace falta, Max. Ya he ido yo.- dijo Carl apareciendo a las espaldas del chico.
- ¿Pero a ti quién te ha mandado ir a por medicinas para ella? Yo soy su pareja y es mi obligación.
- ¡Qué pena das! ¿Aún no sabes que estamos saliendo? ¡Contigo acabó todo hace tiempo!
Bianca fue invadida por los nervios y explotó.
- ¡CALLAROS! ¡YO NO TENGO PAREJA!
Max y Carl se acercaron aún más a la chica.
- ¿Entonces has estado zorreando con los dos todo este tiempo? Bonita, tú estás mal de la cabeza…
- Sé que tengo que elegir a uno de vosotros. Pero todavía no sé con quién quiero compartir mi vida, si contigo Carl, o Max.
- Pues tiempo es lo que no tenemos. Nunca estamos a salvo. Siempre nos pueden pillar.- aclaró Max soltando un suspiro.
En ese momento, la puerta sonó. Bianca miró por la ventana y vio que era Rose, que tocaba a la puerta con el rostro pálido. Fue a abrirle y acto seguido, reinó el silencio entre las dos hermanas.
- Menuda sorpresa, hermanita. A estas alturas, ya lo sabrás todo.
- Hola…Bianca…
- 3 años sin verte se me hacen eternos…bueno, eres tú la que no me has visto a mí.- se burló Bianca.
- He venido a hablar contigo.
Bianca empujó a su hermana hacia dentro del edificio y le dio una bofetada. Max y Car la cogieron por los brazos y Bianca dio orden de bajarla al sótano atada de manos y pies. Los chicos hicieron lo que su líder les pidió. Rose fue atada de manos y de pies y llevada al sótano. Bianca bajó las escaleras de la oscura sala en silencio. Su hermana permanecía en un rincón tirada.
- Por fin eres mía…zorra.
- Bianca, por favor, si voy a morir, quiero hacerte antes una pregunta.
- No hay tiempo para preguntas.- dijo Bianca tocándose las manos.- Te mataré aquí y ahora, ¡y con mis propias manos!
- A lo mejor tiene información interesante…- interrumpió Max.
- ¡Habla!- bramó la malvada chica.
- ¿Por qué fuiste adoptada?
El silencio conquistó la escena. Los ojos de Bianca se llenaron de lágrimas y cayó al suelo de rodillas. Max y Carl se quedaron petrificados. Dos minutos después, un arrebato hizo que Bianca cogiera con su mano izquierda el cuello de Rose, apretándolo sin parar.
- ¿SABES POR QUÉ? ¿SABES POR QUÉ? ¡PORQUE ERA UN AVE DE MAL AGÜERO! DABA MALA SUERTE A LA FAMILIA Y POR ESO ME DIERON EN ADOPCIÓN.- rió Bianca con ganas de llorar.- YO ERA PEQUEÑA, Y DESDE QUE NACÍ, SOLO PASABAN DESGRACIAS EN CASA DE LOS DOYLE. ¡POR ESO ME DIERON EN ADOPCIÓN! PERO QUE MÁS TE DA, ZORRA, SI YA HA LLEGADO TU FIN
- Escúchame Bianca…yo todavía tengo un rayo de esperanza.- vocalizó Rose ante la presión en su cuello.- Tienes la oportunidad de dejar todo esto y empezar de cero.
- La única cosa que me ha importó en esta vida fue Steve…y ahora está muerto. ¡No tengo nada que perder si me atrapan!
- Hazlo por mí, sé que todavía me quieres. Soy tu hermana. ¡Soy tu hermana! Tenemos la misma sangre.
- ¡Basta de piedades! ¡Te mataré a ti y al malnacido de tu marido!
- Mi muerte te traerá desgracias a ti y a los tuyos. ¡Créeme!
- TE DIJE QUE NO TENGO NADA QUE PERDER.- dijo su hermana elevando el tono de voz.- Lo que más deseo es acabar contigo. ¡POR FIN HA LLEGADO EL MOMENTO! ¡MUERE!

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