Capítulo 14
La playa de arena blanca y de suave oleaje a la que habían llegado Alan y sus amigos era la misma playa que el secuestrador le describió por carta. Estaba vacía y el Sol estaba empezando a ponerse. Aparcaron el coche a pocos metros de la orilla y salieron del coche. Ray cogió la caja de herramientas del coche y simuló estar llevando un maletín cargado de dinero. Alan lo miró con valentía. El momento había llegado. Segundos después, Ray abrió la guantera y sacó una pistola cargada. A Richard se le puso el corazón a mil y Alan no lo esperaba.
- Hay que estar preparado para una situación así. Yo siempre lo estoy.
- ¿Piensas acabar con ellos, amigo?- dijo Richard con tono burlón.
Brian permanecía callado. Parecía estar de acuerdo.
- No digas tonterías, Richard. Es solo una medida de protección…
Los chicos caminaron varios metros por la arena, buscando a los secuestradores y a Rose.
- Aquí no hay nadie…nos han engañado…
De repente, Max y Steve bajaron las escaleras que conducían a la orilla. Estaban armados y tenían la cara cubierta por unas gafas y un pañuelo en la cabeza. Bianca estaba escondida detrás del coche de los delincuentes, esperando el dinero y la muerte de su enemiga.
- Vaya, aquí estáis. Pensé que no llegaríais nunca… ¿dónde está el dinero?
- Primero queremos a la chica.- dijo Alan frunciendo el ceño.- Seas quien seas…no te tengo miedo.
- Qué valiente…a ver si dices lo mismo cuando te ponga la pistola en la boca.- dijo Steve, poniendo la voz más grave.
- Aquí tienes el dinero.- gritó Ray acercando el falso maletín.- Ahora, Rose.
- Max, trae a la chica.- ordenó Steve.
Como había dicho Steve, su hermano sacó del coche a Rose y la trajo a la orilla. Steve volvió al coche un segundo y llamó a Bianca en voz baja.
- Tengo miedo a perderte, Steve…
- No te preocupes, Bianca. Están armados pero nosotros tenemos más munición. Ya tenemos el dinero. Ahora mataremos a la chica. Después, saldremos corriendo y escaparemos.
- ¿Y si os disparan?
- Si tenemos que morir por tu felicidad, moriremos.
- ¡No, Steve! ¡Por favor!
Bianca empezó a llorar.
- Baja la voz, Bianca. Todo saldrá bien. Confía en mí.
Steve besó a su chica y se adentró en la playa. Bianca salió de su escondite y observó la escena con lágrimas en los ojos, maldiciendo a Rose. Ya estaba todo listo para la muerte de Rose, el terrible plan de Steve y los suyos.
- Muy bien, ahora tomad a la chica.
Steve empujó a Rose hacia Alan y sus amigos. Ésta empezó a llorar y Alan abrió los ojos como platos. Sin duda, el deseo de matarla de Steve se le pasó por la cabeza. Steve levantó el gatillo y Max sonrió maléficamente. Después le susurró a su hermano:
- Al final no hemos podido ahogarla…
- Un tiro en el corazón es mejor…
- Yo me quería divertir más, pero bueno, no importa…
Rose miró a Alan con agonía y todas las imágenes de su vida se le pasaron por la cabeza: la muerte de sus padres, el accidente al lado de ‘Honey Village’, el día en el que ella y el hombre de su vida se quedaron durmiendo en el césped del paisaje de las estrellas, la gran pelea que tuvo con él, el gran silencio que guardó cuando Bianca la amenazó de muerte…No podía más. Se puso de rodillas, miró a Steve y bajó la cabeza. Estaba preparado para morir. Lo tenía todo perdido. Brian, Ray y Richard intentaron sujetar a Alan pero nada ni nadie podrían impedir lo que estaba a punto de hacer. Steve apuntó al corazón de Rose, que lloraba desconsoladamente. Alan se puso en medio de ella y se abrió de brazos. Rose levantó la cabeza y gritó.
- ¡ALAN! ¡NO LO HAGAS! ¡TE MATARÁ!
Steve bajó la pistola y Bianca se alteró.
- ¿QUIERES MORIR TU TAMBIÉN, PEDAZO DE IDIOTA?
- Por amor, soy capaz de cualquier cosa.
Max aconsejó a Steve que no matara al chico.
- Tú lo has querido…
Sin ser consciente de lo que hacía, Steve volvió a levantar la pistola, con intención de matar a los chicos. Bianca, viendo que su hermano corría peligro, se acercó a donde estaban y bajó el brazo de Steve a la fuerza. Alan y sus amigos quedaron asombrados.
- ¡¿BIANCA?! ¡NO PUEDE SER! ¡DIME QUE ES UNA PESADILLA!
- Alan, ¡quítate de en medio!
- ¡BIANCA, DIME QUE NO ESTÁS METIDA EN ESTO!
Steve se intentaba librar de la chica, que la estaba empujando y bloqueando para que no disparase a su hermano.
- Dios…esto me recuerda a cuando murió papá…otra vez no…
La presión era máxima. El gatillo de la pistola terminó por dispararse. Un ruido sonoro enmudeció la playa.
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