CAPÍTULO 1
''EL DESPERTAR''
Diario de Marco Di Leandro, 21 de diciembre 1320
Hoy por fin lo he acabado. Ha sido un duro trabajo y un gran esfuerzo, pero ya lo tengo completamente terminado. No es que presuma de mis dotes de herrero, pero gracias a mis ayudantes y a mi corazón vendado por la ambición, lo he conseguido. Seré la envidia de todo el gremio, de todo el mundo. Aunque pensándolo mejor...quizás no lo muestre en público. Quizás sólo lo disfrute yo y mi mujer...y mi hijo.
Diario de Marco Di Leandro, 25 de diciembre de 1320
Hoy es Navidad. Mi familia y yo nos hemos reunido. Celebramos la Natividad del Señor, que en gloria nos acoja en un futuro. Mi avanzada edad me impide seguir escribiendo estas páginas, pues carezco de fuerza necesaria para hacerlo. ¡Oh, triste destino! ¡Oh, triste aventura que se va acabando poco a poco! Oh, Señor, ten piedad de mi y haz que me arrepienta de mis pecados, que no son pocos...
Diario de Marco Di Leandro, 1 de enero de 1320
Gracias al Señor el fénix de plata sigue bien. Mi familia no sospecha de mis poderes, que no son del todo normales. Mi abuelo, que en gloria lo tenga Dios, creía en demonios y tormentos. ¡Qué diría ahora si estuviera vivo! ¡Qué diría si me viera cometiendo los mismos pecados que el demonio! ¡Qué diría al saber que soy su más fiel siervo! ¡Oh, Señor, haz que este placer oscuro abandone mi cuerpo para siempre!
Diario de Marco Di Leandro, 5 de febrero de 1320
Sin más preámbulos, ayer por la noche hechicé al fénix con un conjuro para protegerlo de ladrones y escorias. Sólo yo sé cual es el secreto para romper la protección que envuelve dicha reliquia, pero naturalmente, no la voy a decir. Mi reliquia me hará inmortal a mí y a los míos cuando la muerte nos llame. ¡Oh, Dios! Todavía sigue mi alma podrida atormentándome como una villana. Sólo buscaba el poder, y terminé adorando a tu peor enemigo. Pero, ¡me equivoqué! ¡Acógeme en tus brazos de nuevo, por favor!
Diario de Marco Di Leandro, 6 de enero de 1322
Una epidemia ha barrido todo el poblado. Estoy enfermo y ya casi no tengo fuerzas...Sólo espero que el fénix me resucite después de mi muerte. Para eso fue creado. Y si no sale bien, que Gabrielle, Jonah y Dios me perdonen.
Diario de Marco Di Leandro, 8 de enero de 1322
Se acabó todo. No ha podido ser. La tumba me espera con abrazos y flores de luto llenos de tristeza y alegría a la vez. No quiero recordar la noche de pasión y pecado que tuve con Mary Jeth. Fue eso lo que me llevó a tal condena actual. Me resisto a mis fuerzas, y me retiro a la tumba en armonía...
Año 2012
Ariadna abrió los ojos. Su largo pelo acudió a sus ojos cuando intentó abrirlos. Estaba tumbada en una cama un poco incómoda. Miró a los lados y vio que había dos camas más. Estaba en una habitación lujosa, decorada delicadamente con muebles clásicos. A su lado estaba Pablo, en la otra cama. Su pelo rubio rizado se mezcló en la blancura de las sábanas. La última cama estaba ocupada por Marilin y Miguel, que dormían con posturas extrañas. De pronto, un sonido en la puerta hizo que los demás se despertaran. Pablo miró a Ariadna, extrañado. Marilin y Miguel salieron de la cama asombrados y horrorizados. ¿Quién había hecho que durmieran juntos? ¿No había otra cama más para alguno de los dos? De todas formas, su amistad no le permitía la entrada al pudor.
- Oh, buenos días, cariñitos...- saludó una chica de media altura que abrió la puerta de golpe.
- ¿Dónde estamos?- preguntó Miguel contemplando la decoración de la habitación.
- Bienvenidos a la increíble mansión de la familia Benoit...- continuó la chica.
- ¿La familia Be qué?- preguntó Marilin extrañada.
- Benoit.- interrumpió Pablo.- Es un apellido francés. Vous parlez Français?
- Oui.- se apresuró a contestar la chica.- Sobre todo si se trata de chicos guapos.
Ariadna miró a la chica con una mirada asesina. Pablo se dio cuenta enseguida y dejó escapar una sonrisita.
- Ari, cariño, ¿sabes algo de todo esto?
La chica que había abierto la puerta se percató enseguida de que Pablo estaba saliendo con Ariadna.
La chica que había abierto la puerta se percató enseguida de que Pablo estaba saliendo con Ariadna.
- No.- contestó Ariadna con una mueca de enfado.
- Bajad a desayunar.- prosiguió la chica de la puerta, que dejaba ver su pelo castaño rizado a la luz del sol de la ventana.- Allí conocereis al resto de la familia. Y también la razón por la que estais aquí. Ivette e Ingrid, el servicio, os guiarán. Hasta luego, amores.- Y cerró la puerta guiñando un ojo a Pablo. Éste se puso nervioso y miró de nuevo a su chica.
- No es mi tipo.- aclaró el francés.
- Tu tipo soy yo.- dijo Ariadna con un tono vacilante. Marilin y Miguel rieron.